Este año el centro educativo Ribamar ha celebrado su IV curso de especialización en Bioética, dirigido a alumnos de Ciclos Formativos y a profesionales del ámbito sanitario. Por ello, os aproximamos el perfil de Eva Corujo, una de las ponentes que forman parte del equipo de expertos que imparten la formación en esta especialidad. Eva estuvo con nosotros en la primera sesión y habló al alumnado, sobre el Misterio de la Fertilidad.
A través de esta entrevista, os hacemos llegar sus impresiones entorno a la formación en bioética de los profesionales, cómo entender la gravedad de ciertas prácticas y la búsqueda de maneras éticamente correctas de llevar a cabo su ejercicio. Os invitamos a leerla y conocer más acerca de su trabajo.

EVA CORUJO, FARMACÉUTICA BIOÉTICA EXPERTA EN RECONOCIMIENTO DE LA FERTILIDAD
¿Por qué considera que es importante que los profesionales sanitarios reciban formación en bioética?
De primeras cualquiera puede pensar que, al no ser una formación obligatoria en las carreras sanitarias, no es absolutamente necesaria. Sin embargo, por la propia experiencia como farmacéutica, tras haber cursado un máster en bioética, me di cuenta de que los profesionales sanitarios carecemos muchas veces de los refuerzos para poder afrontar dilemas éticos.
Pienso que todo profesional sanitario se va a encontrar en algún momento de su ejercicio ante situaciones relacionadas con el valor de la vida, su inicio y su fin. Por ese motivo, veo bastante adecuado que exista una formación específica en bioética.
Como profesional de este sector, ¿Cuáles considera que son las mayores inquietudes relacionadas con la bioética en el personal sanitario?
La verdad es que veo bastantes temas de los que podría hablar, y, seguramente, también dependiendo del sector en el que cada uno se mueva. Quizá diría, como fundamental, el inicio de la vida.
Es decir, ¿Cuándo comenzamos a ser persona? Saber responder a esta pregunta ayuda, por ejemplo, a entender la gravedad de los mecanismos de acción de la contracepción hormonal y a considerar las técnicas de reproducción asistida como medios que atentan a la vida de las personas, también la manipulación de embriones con fines de investigación.
¿Cuál considera que es el mayor reto que tiene la bioética a corto plazo dada la situación actual?
Vivimos en un mundo que desea controlar absolutamente todo, en donde todo se planifica, incluso la vida humana. Además en donde el individualismo impera, y el ansia de perfección.
Se ve mucho, por ejemplo, cuando una mujer se queda embarazada de un niño con problemas de salud. ¡Lo primero que se le dice es que aborte! Porque hemos, poco a poco, cosificado a la persona según el valor utilitario y se nos olvida que todas ellas son dignas desde su inicio, tengan las capacidades que tengan.
El mayor reto para mí es poder formar íntegramente a los más jóvenes, antes de que entren a estudiar una carrera o un ciclo formativo concreto. Ellos son los futuros profesionales del mundo y serán los que tengan que decidir, en su día a día, cómo quieren ejercer su labor.
¿Qué elementos diferenciadores podemos encontrar en un profesional que haya recibido este tipo de formación?
Un profesional, con formación bioética, será más capaz de entender la gravedad de ciertas prácticas y buscar maneras éticamente correctas de llevar a cabo su ejercicio. Podrá analizar con más información en su mano tantas situaciones complejas para tomar las decisiones más éticas y respetuosas a corto, medio y largo plazo.
¿Cuáles son las principales dudas con las que acude el alumnado del curso de bioética?
También sobre esto se podrían plantear muchísimas situaciones. Depende mucho de qué formación previa se haya tenido, también en el aspecto humano y antropológico. Quizá diría que la mayor duda es hasta dónde hemos dejar avanzar la investigación biomédica, dónde están los límites que suponen empezar a dañar la dignidad de la persona.
¿De qué manera influye la formación en bioética en la toma de decisiones éticas dentro del entorno sanitario?
Gracias a la formación bioética eres más capaz de hacer un planteamiento pausado a la hora de tomar decisiones éticas. Ya que esta formación incluye conocimientos antropológicos, jurídicos y científicos, entre otros.
Es como quien quiere subir una montaña: deberá ir bien equipado para saber llegar a la cima, que no siempre es fácil. La formación bioética te da las herramientas para abordar problemas bioéticos (inicio y fin de la vida principalmente) de una manera rigurosa, y sobre todo, teniendo como centro la dignidad de cada persona.
¿Crees que la bioética debería ser una asignatura obligatoria en todos los niveles de formación sanitaria? ¿Por qué?
Por todo lo comentado anteriormente, sin duda, sí. Es una formación humana que apoya a cualquier sanitaria, que te aporta una visión más amplia en muchos aspectos que enriquece enormemente al ejercicio de la profesión.
¿Cómo valora el impacto de los avances tecnológicos y las nuevas técnicas médicas en la aplicación de principios bioéticos en el día a día de los profesionales?
Los avances tecnológicos y nuevas técnicas médicas han ido muy rápido en estos últimos años, quizá sin tener en cuenta el valor de la vida humana. Recuerdo una sesión, a la que asistí hace años, en la que se explicaba unas investigaciones en el campo de la epigenética: la idea era «crear» seres humanos sin ninguna posibilidad de enfermedades hereditarias.
La realidad es que luego estas investigaciones sumaban muchas consecuencias negativas a largo plazo, unos «problemas» se quitaban, pero venían otros. Me quedo con una frase que escuché hace tiempo: «No todo lo técnicamente posible es éticamente aceptable».
Que los avances sigan existiendo será siempre algo difícil de frenar por todos los intereses que pueda haber detrás, sin embargo, si trabajamos positivamente para formar las conciencias para no perder la dignidad de la persona, estoy convenida de que será un gran aporte a la historia de la humanidad.