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LA VOCACIÓN DEL ESPÍRITU DE SERVICIO EN RIBAMAR

En el panorama educativo actual, donde la especialización técnica a menudo predomina sobre la formación integral, el centro educativo Ribamar busca formar técnicos sanitarios y sociales competentes, profesionales comprometidos con la dignidad humana y el servicio genuino. Esta filosofía educativa representa una apuesta valiente por recuperar la esencia humanística de las profesiones sanitarias y del compromiso de los jóvenes con el entorno que les rodea, al que pueden ayudar a través de su perfil profesional.

La verdadera diferencia en la formación de los futuros profesionales no reside únicamente en el dominio de técnicas o protocolos, sino en la capacidad de integrar estos conocimientos dentro de un marco ético sólido y de proximidad.

En esta perspectiva de formación integral, el trabajo bien hecho trasciende la mera competencia profesional para convertirse en un camino de realización personal y servicio a la sociedad, adoptando la convicción de que cada tarea, por pequeña que sea, puede ser ocasión para ayudar con competencia, convicción y dedicación.

El trabajo bien hecho, no es solo una exigencia profesional, sino una expresión de compromiso con el cliente, el paciente o la sociedad en general, manifestado a través de la competencia profesional y la dedicación personal.

Esta vocación se manifiesta en la comprensión profunda de que cada cliente o paciente es, ante todo, una persona que merece respeto, dignidad y cuidado integral. No se trata simplemente de aplicar conocimientos técnicos, sino de desarrollar una sensibilidad especial hacia el sufrimiento humano y la capacidad de responder con profesionalidad y calidez humana, en los ciclos sanitarios, y la empatía y el acompañamiento en otros de la rama social.

Hoy, 2 de octubre, conmemoración del nacimiento del Opus Dei, Ribamar promueve la «unidad de vida», que aúna fe, trabajo y vida ordinaria. Esto se traduce en formar profesionales que no separen su compromiso ético de su actividad profesional, sino que encuentren en su trabajo diario una oportunidad de crecimiento personal y servicio a los demás.

Esta unidad de vida se manifiesta en la coherencia entre los valores que se profesan y la manera de ejercer la profesión. Los futuros profesionales aprenden que no basta con ser técnicamente competentes; es necesario que su modo de trabajar refleje sus convicciones más profundas sobre la dignidad de la persona humana y el valor del servicio desinteresado.