Naiara Ruz, alumni Ribamar del CFGM en Cuidados Auxiliares de Enfermería, nos visita este 11 de Febrero, Día del Enfermo, para compartir con nosotros su experiencia cuidando personas. Os invitamos a leer su entrevista.

NAIARA RUZ. ALUMNI RIBAMAR
«DEBES TENER VOCACIÓN REAL, NO ELEGIR ENFERMERÍA SÓLO POR SU SALIDA LABORAL»
¿Cómo descubriste tu vocación por la Enfermería y el cuidado de las personas?
Fue gracias a mi abuela. Ella padeció una enfermedad grave y fui consciente al compartir el tiempo con ella, de su realidad, así como también de la necesidad y la importancia de saber como podemos ayudarles a mejorar su calidad de vida.
¿Cómo generas una conexión emocional y de confianza con los pacientes que acompañas?
Por mi experiencia en el hospital, sé que muchos de los pacientes que hay allí son vulnerables. En primer lugar, es importante detenerse y preguntarles qué le pasa y cuánto tiempo llevan allí para poder seguir su evolución con mayor precisión. De ese modo, nos ganamos su confianza, le podemos ofrecer un gran apoyo y atención personalizada, ofreciéndoles el acompañamiento, la empatía y los cuidados que necesitan.
¿Qué estrategias utilizas para empatizar con pacientes que están pasando por situaciones complejas o difíciles?
Siempre les pregunto sobre su vida y familia. Queremos transmitirles que estamos con ellos y que nos ponemos en su lugar para comprenderlos y cuidarlos. Para nosotros es trabajo, pero nuestro trabajo es ser próximos y dar apoyo.
¿Cuál ha sido el mayor desafío que has enfrentado al acompañar a un enfermo y cómo lo superaste?
Cuando realicé mis prácticas en Urgencias del Hospital, recibía por emergencias a muchos familiares notablemente afectados por el estado del paciente. Soy una persona muy sensible y comunicarme con la familia, al ver que existía un riesgo real de que la víctima perdiera su vida, temía derrumbarme emocionalmente con ellos. Con el tiempo, he tenido que recibir apoyo y ser capaz de separar la vida personal del mi labor en el trabajo.
¿Cómo afrontas tu día a día?
Con motivación. Soy consciente de que el día puede ser duro, pero siempre recibes una sonrisa o un gesto de agradecimiento. Somos sus cuidadores y son ellos los que te ayudan y te impulsan a seguir cuidándolos y dar lo mejor de ti misma.
¿Qué enseñanza personal o profesional te ha dejado tu trabajo?
A tener paciencia. Es algo que debo practicar a diario. También, la atención y el acompañamiento a las familias, porque también debemos poner el foco en ellas para apoyarlas durante el proceso de enfermedad de sus allegados.
¿Qué impacto crees que tiene el acompañamiento en el proceso de recuperación y en el bienestar del paciente?
Es fundamental para su evolución favorable. Ante una enfermedad grave, contar con alguien, el no sentirse solo, evita problemas emocionales que pueden generar complicaciones en su evolución.
¿Qué recomendaciones darías a aquellos que sientan curiosidad por tu profesión?
Tienes que tener una vocación real, no elegirla porque sea una profesión con salida laboral. Es importante que sepas escuchar, que seas empático y que dejes tu vida personal aparcada antes de entrar en el trabajo para ser capaz de lucir la mejor de las sonrisas.
¿Puedes compartir alguna experiencia con algún paciente que te haya marcado y por qué?
Fue una paciente de mediana edad que acudió en ambulancia al hospital. Su situación requería de cuidados paliativos y, ver la fragilidad que presentaba debido a su enfermedad, me afectó mucho. Lo hizo tanto por su estado, como por el trato con sus familiares. Fui consciente de la vulnerabilidad del ser humano, que en ocasiones debe enfrentar situaciones difíciles.
¿Qué destacarías de aquello que aprendes en tu día a día?
El aprendizaje que recibo de los compañeros. Gracias a su apoyo y experiencia puedo crecer a diario como persona y profesional. Aunque nosotras también podemos aportarles muchas cosas buenas.
